Hay ocasiones en las cuales nos podemos ver obligados a practicar la
acampada de fortuna, bien porque no nos interese cargar con el peso de
las tiendas o por cualquier otra razón.
Normalmente optaremos por la construcción de una choza o vivac que,
sobre todo si el tiempo es malo, se puede hacer indispensable. Pero la
construcción de un vivac nunca debe ser motivo para la destrucción de la
vegetación del lugar. Utilizaremos materiales que encontremos
esparcidos por el terreno: ramas desprendidas de los árboles, troncos,
matojos, hierbas, piedras, y hasta barro. Nunca se debe cortar ninguna
rama, y mucho menos un árbol; tampoco deshacer un muro de piedra.
Los palos que elijamos debemos limpiarlos y descortezarlos, pues no
hay que olvidar que debajo de una corteza aparentemente seca, podemos
encontrar una rama carcomida, que se puede partir en cualquier momento.
También nos serán útiles como materias primas, materiales secos y
manojos de hierba que podamos tejer o atar con cuerda.
En bosques de pinos, o en vegas donde abundan los chopos y álamos,
siempre será fácil encontrar una buena provisión de madera, que unida a
un buen rollo de pita o nuestra destreza e imaginación, dará como
resultado un buen refugio en cuestión de poco tiempo.
Aquí hay una serie de construcciones que puedan ser de utilidad; pero
hay que tener siempre presente que un vivac no estará terminado hasta
que esté bien firme y sea capaz de resistir el viento y el agua.
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