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lunes, 3 de octubre de 2011

La rodilla y Los meniscos


La rodilla

La rodilla es la principal responsable del movimiento de la pierna y siempre es conveniente que prevengamos cualquier tipo de lesión.
Es necesario conocer la anatomía y funcionamiento de la rodilla para que podamos realizar una prevención adecuada. Vamos a aclarar algunas nociones sobre la rodilla y sus funciones, para que podamos hacernos una idea sobre la mecánica de su funcionamiento y la forma en que podemos mejorar nuestros movimientos para evitar lesiones.

Cómo funciona la rodilla

La rodilla es una articulación, o sea, un enlace entre dos huesos (tibia y fémur), de hecho, es la mayor articulación que poseemos. Esta articulación nos permite doblar, enderezar y girar las piernas

Está compuesta:. Tenemos hueso, cartílago, músculos, tendones y ligamentos, los que funcionan en conjunto para brindar el movimiento a los huesos de la pierna. El hueso es el elemento rígido, El cartílago es una capa de materia elástica y relativamente blanda, que actúa como amortiguador para evitar el roce entre los huesos. Los músculos, tendones y ligamentos actúan como elementos tensores que hacen que la articulación realice el movimiento de apertura y luego el de cierre.
La rótula es un hueso redondo, aplanado que cumple la función de protección de la rodilla. Por otra parte, los extremos de la rótula y el fémur, son recubiertos por el cartílago articular que actúa como amortiguación, evitando que se produzca fricción entre el fémur, la rótula y la tibia. Además, están los meniscos (uno interno y otro externo), conformados por cartílago, los que permiten a la rodilla, absorber el peso del cuerpo.
Los meniscos

Los meniscos son dos estructuras cartilaginosas en forma de medialuna emplazados en el interior de la rodilla, que permiten la transmisión del esfuerzo entre el fémur y la tibia. Además de esto, son los estabilizadores de la rodilla y distribuyen el líquido sinovial a través de la misma. Deben resistir una gran carga de compresión.
Lesiones en los meniscos

Ahora veamos cómo ocurre una lesión en los meniscos. Las lesiones se dan generalmente durante los movimientos de rotación del cuerpo, con el pie fijo al suelo, lo cual ocurre muy frecuentemente en un juego de baloncesto o fútbol, también en las prácticas de karate o en los lanzamientos de patada circular con un pie apoyado como el Tae Box, En Trekkin o Runing se pueden presentar en sobre pesos, correr en terrenos inestables, en descensos, etc. En fin en todas las prácticas deportivas esta el riesgo de lesionarse si no se adopta una postura adecuada al momento de hacer los movimientos.
Esta lesión consiste en el daño o ruptura de una o ambas estructuras y suele provocar un dolor agudo y repentino en la rodilla, junto con una inflamación que dificulta el movimiento. Cuando la lesión se torna crónica, se mantiene el dolor, pero el síntoma característico es el bloqueo de la rodilla, que se siente como si estuviera trancada.
Hay factores que pueden predisponer para dicha lesión, como la deficiencia constitucional de la rodilla, obesidad, ineficiencia muscular, laxitud ligamentosa, rodilla en valgo o varo. Como siempre digo, el mejor remedio es la prevención y todos estos elementos pueden ser tratados antes de que ocurra una lesión, si se descubren a tiempo.

Los diferentes tratamientos reparadores para los meniscos

Existe varios tratamiento para estas lesiones, hay distintas opciones de acuerdo al tipo de lesión, edad, lesiones asociadas, nivel de actividad que practica el individuo, síntomas. La variedad incluye: tratamiento conservador, reparación meniscal, meniscectomía parcial.
También debemos saber que no todas las lesiones producen síntomas. Algunas pueden llegar a sanar si el paciente es joven, es lo que ocurre con las rupturas longitudinales de menos de 10 mm. Esta recuperación natural no se da en persona de tercera edad o ancianos, donde la perspectiva es mucho menos alentadora.
Otro tipo de lesiones, el tratamiento depende de la duración de los síntomas, como los desgarros de espesor parcial y los desgarros estables, donde no se requiere por lo general de una intervención quirúrgica, pero si los síntomas no desaparecen pasados tres meses, se hace necesaria una intervención.
En este caso, la cirugía tendrá como objetivo la conservación de la mayor cantidad de tejido meniscal, para que la rodilla pueda distribuir las cargas apropiadamente. La mayoría de las reparaciones meniscales se deben a rupturas de ligamento cruzado anterior. En el caso de la meniscectomía parcial artroscópica permite una recuperación rápida y un retorno de la función. Esta cirugía cuenta con buenos resultados en el 80-95% de los pacientes jóvenes. Con los pacientes mayores, las expectativas disminuyen bastante.

Cómo lograr una reparación de meniscos exitosa

Para que una cirugía de reparación se debemos tomar una serie de factores, la estabilidad de la rodilla del paciente, su edad y sus características físicas, el tipo de actividad que desempeña, del suministro vascular apropiado.
Paradójicamente, las lesiones más complejas no son apropiadas para la reparación quirúrgica. Además debemos afrontar el hecho de que lamentablemente, no todas las lesiones meniscales tienen una recuperación total, muchas veces las secuelas de las mismas pueden disminuir sustancialmente la movilidad de la rodilla, lo cual, en el caso de un deportista significa el fin de su práctica.
En el caso de lesiones con derrame, el mismo se eliminará mediante la aplicación de hielo o crioterapia durante las primeras 24 o 36 horas. A continuación se aplicará termoterapia que puede ser con aplicación de rayos infrarrojos u otros métodos. No es aconsejable el uso de vendas para facilitar la desinflamación, pero se debe evitar que la articulación soporte peso.
En el caso de los deportistas, apenas se logre reducir la lesión, se debe comenzar un programa de rehabilitación con ejercicios que excluyan las flexiones excesivas de rodilla. En una primera instancia, los ejercicios se centrarán en el fortalecimiento de los cuádriceps y gemelos con ejercicios de resistencia progresiva,. En segundo término se realizarán ejercicios estáticos para fijar el músculo. En este caso se evita el movimiento de la articulación.
En todos los casos, el tipo de ejercicio varía de acuerdo al tipo de lesión y al grado de recuperación de la personas.
Lo más aconsejable y evitar futuras lesiones es el fortalecimiento de la pierna en los cuádriceps, femorales y gemelos.

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