En los
últimos 20 años numerosas investigaciones han reflejado los efectos
beneficiosos de la nutrición durante la realización de ejercicio físico. No hay
duda de que lo que un deportista come y bebe puede afectar a su salud, a su
peso y composición corporal, a la disponibilidad de substratos durante el
ejercicio, al tiempo de recuperación tras el ejercicio y, por último, a la
realización del propio ejercicio.
El agua corporal contiene en solución, electrolitos y
otros solutos. Forma el líquido extracelular con el sodio como electrolito de
mayor concentración y el intracelular con el potasio como electrolito más
concentrado.
El agua es un nutriente no
energético (acalórico) pero fundamental para que nuestro organismo se mantenga
correctamente estructurado y en perfecto funcionamiento. Las diferencias en el
agua corporal total entre distintos individuos se deben en gran parte a las
variaciones en su composición corporal, es decir, se producen por diferencias
en la relación existente entre tejido graso y tejido magro. El músculo es agua
en un 72% de su peso, mientras que el agua supone sólo un 20-25% del peso de la
grasa. Así, resulta fácil comprender como los factores más importantes en
cuanto a su influencia sobre el contenido de agua corporal son el sexo, la edad
y el peso.
De la misma forma que el agua
es esencial para el organismo, el mantenimiento del equilibrio hídrico
es fundamental para cualquier ser humano. Todo desequilibrio del mismo puede
afectar negativamente al rendimiento físico y atentar contra la salud del
organismo.
El consumo o ingesta hídrica
procede principalmente de tres fuentes: bebidas, alimentos y agua metabólica
resultante de las reacciones químicas que se suceden en nuestro organismo. Mediante el control del peso corporal antes y después
del ejercicio, podemos intuir cuál ha sido el grado de deshidratación del
sujeto. En la Tabla 1 se indican las pérdidas y
aportes de agua de un sujeto sedentario de peso medio en un ambiente normal.
Por ahora hemos visto la importancia que tiene el agua
y el equilibrio hídrico en nuestro organismo, pero ¿cómo conseguimos saber el
nivel de hidratación en el que nos encontramos? Se habla de
varios marcadores con los que podemos estimar el nivel de hidratación de una
persona, los cuales son:
- Masa corporal.
- Índices urinarios.
- Índices sanguíneos.
- Impedancia Bioeléctrica.
- Frecuencia cardiaca y presión sanguínea.
La deshidratación del deportista
Se define la deshidratación como la
pérdida dinámica de agua corporal debida al sudor a lo largo de un ejercicio
físico sin reposición de fluidos, o donde la reposición de fluidos no compensa
la proporción de fluido perdido. En contraste, la hipohidratación se
refiere al estado o nivel de hidratación tras la pérdida de una cierta cantidad
de agua corporal desde el cuerpo. La
deshidratación puede producirse por un aumento en las pérdidas hídricas, por un
menor aporte de líquidos o bien por una combinación de ambos factores al mismo
tiempo.
Aproximadamente el 80% de la
energía utilizada para la contracción muscular se libera en forma de calor, por
una simple cuestión de rendimiento mecánico. Por esta razón, el cuerpo debe eliminar esa gran cantidad de calor producido
para no provocar un aumento excesivo de la temperatura corporal. Existen
diferentes formas de pérdida de calor por parte del organismo humano hacia el
medio que le rodea: radiación, convección, conducción y evaporación, siendo
esta última la que predomina cuando se realiza una actividad física intensa.
Esta evaporación del agua a través de la piel (sudoración) a parte de enfriar
el cuerpo, provoca una importante pérdida de líquido corporal.
Las condiciones ambientales
pueden afectar considerablemente la eficacia de estos medios que el organismo
dispone para la disipación de calor. Si la humedad relativa del aire es
elevada, la evaporación del sudor se va a ver dificultada, por lo que la
temperatura corporal se incrementa. En días calurosos, la eficacia de la
pérdida de calor por radiación y conducción disminuye, acumulándose igualmente
calor en el cuerpo. El organismo reacciona provocando una mayor sudoración,
perdiéndose más agua y electrolitos, con el consiguiente riesgo de
deshidratación que, según su extensión, disminuirá el rendimiento deportivo y/o
atentará contra la salud del deportista.
En la orina se pierde sodio y
otros iones, pero si se utilizan diuréticos junto con el agua, se eliminan
cantidades importantes de sodio, potasio y magnesio. Podemos
establecer dos tipos principales de deshidratación:
- Deshidratación hipertónica: El agua pasa de la célula al espacio intercelular. Causas: pérdida excesiva de agua por sudoración o diarrea y también por déficit de aporte de agua. Síntomas: sed intensa, cuerpo seco y caliente, vómitos, desorientación, orina escasa, globos oculares hundidos, taquicardia y a veces hipotensión si la deshidratación es grave. El problema comienza cuando la pérdida de agua es de un 5% del peso corporal.
- Deshidratación hipotónica: El líquido extracelular se desvía al interior de la célula. Causas: aporte exclusivo de agua durante diarreas, vómitos o sudoración profusa. Síntomas: debilidad sin sed, fatiga, calambres musculares y disminución de la concentración de electrolitos sanguíneos. Es lo que vulgarmente se denomina "intoxicación por agua".
A parte del término
deshidratación, en la bibliografía podemos encontrar estudios que hablan de
otros dos conceptos:
- Hiperhidratación: La hiperhidratación implica un incremento del equilibrio de fluidos corporales.
- Hiponatremia: implica una baja concentración de sodio, por debajo de 130 mmol/L, que puede desarrollarse como resultado de una prolongada y pesada sudoración, con fallos para reemplazar el sodio, o cuando hay un exceso de agua retenido en el cuerpo
La reposición de fluidos en el deportista
La reposición de fluidos
durante el ejercicio contribuye al mantenimiento del volumen plasmático durante
el ejercicio, ayudando a la homeostasis térmica y cardiovascular. Asimismo, la ingestión de fluidos durante el ejercicio
proporciona una fuente de energía con el carbohidrato, completando las reservas
gastadas, y abasteciendo de agua y electrolitos reemplazando las perdidas por
sudor. De esta forma, existen varias reglas generales
fáciles de seguir para la reposición de líquidos. La pauta generalmente
aceptada para los climas cálidos, en el caso de los ciclistas, es que se beban
dos botellas estándar de agua (0,6 litros) por cada hora y tengan una micción
de orina clara al menos cada hora y media. La imposibilidad de orinar o la
emisión de una orina amarilla indican deshidratación. Durante el ejercicio, el estado de hidratación del
organismo puede estar influido por varios factores como la toma de fluido antes
de la competición y durante la competición en relación a las pérdidas. Además
recomienda visitar el baño 30-45 minutos antes del comienzo de la prueba para
orinar y defecar, ya que ambos factores pueden influenciar en el comportamiento
de los líquidos durante la competición.
En algunos eventos deportivos
no basta con la simple rehidratación por vía oral y deben utilizarse vías
alternativas. Tal es el caso de los triatletas del Ironman, quienes en ciertas ocasiones deben recibir fluidos intravenosos para
rehidratarse una vez llegados a meta. Este tipo de rehidratación sólo debería
utilizarse cuando hay clara evidencia de que: a) el atleta tiene deshidratación
significativa (caracterizado por la mucosa de las membranas secas, la incapacidad
de escupir, globo ocular hundido, etc.); b) la deshidratación causa
inestabilidad cardiovascular significativa u otro problema específico médico;
c) la deshidratación no puede tratarse efectivamente por una reposición oral; y
d) si el paciente está inconsciente y las concentraciones de sodio en suero son
mayores a 130 mmol/L.
Tipos de bebidas utilizadas en el deporte
Los electrolitos perdidos por
el sudor pueden y deben reponerse después del ejercicio ingiriendo bebidas que
contengan los electrolitos necesarios, sean comerciales o no. La leche es una
buena fuente de sodio y potasio, el zumo de naranja también aporta potasio y el
zumo de tomate es una fuente excelente de sodio y magnesio. Además, el líquido
ingerido debe ser absorbido rápidamente por el intestino siendo indispensable
un vaciamiento gástrico rápido que, sin embargo, tiende a ser inhibido por el
ejercicio. Tomar bebidas inapropiadas en cuanto a su concentración de sales y
azúcares puede, además de retardar enormemente el vaciado gástrico, provocar un
movimiento de líquidos de la sangre al intestino.
No existe una bebida ideal que
satisfaga las demandas de todas las modalidades deportivas y sea bien tolerada
por todos los deportistas. Es más, cada deportista necesita una bebida y una
concentración determinada que se adapte bien a sus demandas y, lo más
importante, que sea de su gusto. Los estudios indican que la mayoría de los
deportistas prefieren las bebidas frías y ligeramente azucaradas. Las bebidas
deportivas preparadas pueden diluirse con agua para adaptar su sabor y su
tolerancia digestiva a cada individuo. Cuanto mejor sepa la bebida más probable
será que el deportista la ingiera voluntariamente.
Las características que debe
tener una apropiada solución de rehidratación oral son:
- Proporcionar substrato.
- Reemplazar electrolitos.
- Reemplazar fluido
- Reforzar la absorción
- Sabroso
- Mantener el volumen plasmático.
Conclusiones
- La deshidratación puede acontecer bajo diferentes circunstancias, si bien, su aparición es directamente proporcional a la duración del ejercicio y la cantidad de calor que haya durante el transcurso del mismo.
- Para que la deshidratación no afecte a nuestro rendimiento deportivo es necesario una correcta rehidratación durante el transcurso del ejercicio físico.
- Las bebidas administradas para reponer electrolitos durante el ejercicio deberán tener hidratos de carbono en concentraciones reducidas (5-8%), así como permanecer a temperaturas entre 10 y 15ºC, lo cual permitirá que el vaciamiento gástrico sea rápido.
- Es necesario conocer bien a nuestros deportistas y las pruebas que realizan para saber en qué situación de hidratación deben de competir, con qué frecuencia hidratarse y qué bebida es la más eficaz. Además, cada atleta tiene unas determinadas pérdidas y necesidades de ingesta por lo que es recomendable utilizar los entrenamientos para experimentar con diferentes bebidas.
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